Mala educación
No, no voy a hablar de la última película del director manchego (lo siento si hay algún fan de Almodóvar decepcionado entre los visitantes). Voy a hablar de la mala educación de la gente que se ve hoy en día.
Uno de los motivos de este texto es haber bajado a la estación del tren en bus y haber visto como un padre alentaba a su hijo pequeño a vaciar su vejiga en el árbol más carcano, sin ningún reparo.
Vale la pena preguntarse si haría lo mismo con alguna de las macetas que tiene en su casa. Seguro que no. ¿Por qué entonces damos más valor a lo nuestro que a lo de todos? ¿Somos hipócritas o sencillamente egoístas?
Ese niño dentro de unos años, cuando salga con sus amigos de fiesta y el exceso de cerveza mande una señal de urgencia desde la vejiga, ¿dónde aliviarà sus necesidades orinarias? Sí, lo sabéis, en un portal o en una pared. Y luego el mismo padre se preguntará porque huele tan mal su calle.
El budismo enseña que todo lo que hacemos tiene un reflejo en el futuro. Para el padre de la criatura mencionada, seguro.
Hay más casos de la mala educación (o una completa falta de la misma) observable al lector perspicaz. Las colas para pagar, el transporte público, las retenciones de tráfico...cualquier reunión de gente diversa por alguna obligación ya da el caldo propicio a que aflore esa mala educación que llevamos dentro.
¿Rasgos de la sociedad posmoderna? Tal vez. Prefiero pensar que se trata de los frutos maduros de una educación demasiado irresponsable.