domingo, octubre 08, 2006

A mi hija

No es que haya sido padre (que yo sepa), sino es el título de una bellísima canción de Charles Aznavour, uno de los grandes de la chanson française. Expresa de una manera desgarradora los sentimientos de un padre hacia una hija que lentamente va hacia la boda y la formación de su propia familia.

À ma fille

Je sais qu'un jour viendra car la vie le commande
ce jour que j'appréhende où tu nous quitteras
Je sais qu'un jour viendra où triste et solitaire
en soutenant ta mère et en traînant mes pas
je rentrerai chez nous dans un "chez nous" désert
Je rentrerai chez nous où tu ne seras pas.

Toi tu ne verras rien des choses de mon cœur
Tes yeux seront crevés de joie et de bonheur
et j'aurai un rictus que tu ne connais pas
qui semble être un sourire ému mais ne l'est pas
En taisant ma douleur à ton bras fièrement
je guiderai tes pas quoique j'en pense ou dise
dans le recueillement d'une paisible église
pour aller te donner à l'homme de ton choix
qui te dévêtira du nom qui est le nôtre
pour t'en donner un autre que je ne connais pas.



Je sais qu'un jour viendra tu atteindras cet âge
où l'on force les cages ayant trouvé sa voie
Je sais qu'un jour viendra, l'âge t'aura fleurie
et l'aube de ta vie ailleurs se lèvera
et seul avec ta mère le jour comme la nuit
l'été comme l'hiver nous aurons un peu froid.

Et lui qui ne sait rien du mal qu'on s'est donné
lui qui n'aura rien fait pour mûrir tes années
lui qui viendra voler ce dont j'ai le plus peur
notre part de passé, notre part de bonheur
Cet étranger sans nom, sans visage
Oh! combien je le hais
et pourtant s'il doit te rendre heureuse
Je n'aurai envers lui nulle pensée haineuse
mais je lui offrirai mon cœur avec ta main
Je ferai tout cela en sachant que tu l'aimes
simplement car je t'aime
le jour, où il viendra.

jueves, octubre 05, 2006

Se llamaban Abelardo y Eloísa...

...arcángeles bastardos de la risa...(Joaquín Sabina)


Pues bien, resulta que Abelardo y Eloísa eran una pareja de amantes medievales, cuya historia intentaré resumir.

Abelardo (Pierre Abailard) fue un filósofo y monje bretón del siglo XII. Se le consideraba uno de los más brillantes pensadores de su época. En 1115 un tal Fulberto, canónigo de la catedral de París, le confió la educación de su sobrina Eloísa (Héloise), una muchacha inteligente y con buena formación académica, que tenía 17 años (Abelardo tenía 37 entonces). A pesar de su diferencia de edad, pronto nace el amor apasionado entre ellos. La relación duró dos años, hasta que Eloísa se quedó embarazada y luego dio luz al hijo de ambos, Astrolabio.



Su tío Fulberto no veía con buenos ojos la relación, pero Abelardo consiguió convencerlo para que le diera su permiso para casarse con Eloísa. Sin embargo, ella se opuso al matrimonio, considerando que sería un estorbo para la brillante carrera filosófica de Abelardo, y se marchó al monasterio de Argenteuil a hacer vida de monja.

La casa donde se conocieron Abelardo y Eloísa, en Île de la Cité, París

Fulberto, pensando que Abelardo la repudió, decide vengarse y con unos ayudantes asalta de noche la casa del filósofo y le castra y deja ciego. Con el tiempo Abelardo llegó a resignarse de su pérdida y considerarla un castigo divino por enamorarse de Eloísa. Ella, en cambio, nunca dejó de amar a Abelardo, y aún siendo abadesa del convento de Paracleto (Paraclete) pidió ser enterrada junto a Abelardo, muerto veinte años antes.

La tumba de los dos amantes está en el cementerio parisiense de Père-Lachaise.



"Pero, ¿qué puedo esperar yo, si te pierdo a ti? ¿Qué ganas voy a tener yo de seguir en esta peregrinación en que no tengo más remedio que tú mismo y en ti mismo nada más que saber que vives, prescindiendo de los demás placeres en ti -de cuya presencia no me es dado gozar- y que de alguna forma pudiera devolverme a mí misma?" (Eloísa a Abelardo)


"Los libros permanecían abiertos, pero el amor más que la lectura era el tema de nuestros diálogos, intercambiábamos más besos que ideas sabias. Mis manos se dirigían con más frecuencia a sus senos que a los libros." (Abelardo, Historia Calamitatis)