No, no me he vuelto loco felicitando el Año Nuevo antes de tiempo. Sólo he encontrado un antiguo cuento propio con ese nombre, en una carpeta polvorienta (bueno, una carpeta de Windows...dejemos la imaginación correr un poco). Lo voy a compartir con vosotros, para redimirme dentro de lo posible por dejar al blog sin entradas nuevas por mucho tiempo.
Feliz Año Nuevo(by Minstrelboy)"¡Feliz Año Nuevo, capitán Hammond!" - dijo el primer oficial Gregson mientras el reloj de la nave marcaba 00:00 del Tiempo Estándar.
"¡Gracias, Jack!" - contestó el capitán. - "Aprovechad bien ese champán de Nueva Europa."
"Descuide, capitán" - replicó Boris Kowalski, el oficial de comunicaciones. - "Los chicos del Equipo Azul ya han hecho su parte del trabajo."
Mientras los oficiales abandonaban el despacho del capitán, éste fijó su mirada en la gran imagen de la Tierra que colgaba sobre su escritorio. La Tierra.
Hace ya dos años que la tripulación de la nave no veía su planeta natal. Perdidos en el sistema estelar de Cassiopeia, los días pasaban lentamente en trabajo de investigación. La tripulación del "Clipper" era sin duda excelente: los mejores astrofísicos y científicos. Dos años de observación del segundo y tercer planeta, donde se esperaba encontrar alguna forma de vida. Nada, excepto unos pocos
microorganismos que probablemente fueron traídos por otra expedición.
El capitán se acercó sigilosamente hasta una de las ventanas y corrió el protector de rayos ultravioletas. En el espacio se veía sólo el reflejo de Alfa Cassiopeiae y la soledad del Universo. Los astros lejanos pasaban como en cámara lenta.
"Dios, ¿ya hace dos años que no vemos ni el cielo ni el mar?" - pensó el capitán Hammond mientras pasaba su mano por la plexiventana. Por su cara pasó una sombra de nostalgia. Dos años sin gravedad estándar, sin Sol ni Luna. Y sin Jenny.
"Este es el precio del trabajo que hacemos." - se corrigió el capitán, cuando fue interrumpido por el ruido del comunicador de la puerta.
"¿Quién es?" - preguntó el capitán encarándose hacia la puerta.
"El primer oficial Gregson, señor." - se oyó la voz desde otro lado del comunicador.
"Entra, Jack." - dijo el capitán mientras le abría la puerta.
"Creí que le vendría bien una copa de champán de verdad, señor." - dijo Gregson mientras le pasaba una copa llena de líquido espumoso que resplandecía ligeramente.
"Gracias, Jack, pero no tendrías que haberte molestado." - aceptó el capitán.
"No hay de que, señor, pero ahora tendrá que disculparme. Me tengo que ir. El equipo Púrpura todavía no está listo."
"De acuerdo, Jack. Nos vemos a las 08:00." - dijo el capitán mientras le acompañaba, cerrando la puerta.
"El sabor del hogar, tan sólo necesitaba ESO ahora." - pensó mientras recordaba sus días de cadete. - "Ese Gregson, ¿desde cuándo nos conocemos? ¿Diez, doce años? Será algo así. Fuimos juntos a la Academia, luchamos juntos contra los Rebeldes de Alfa Centauri."
Esos recuerdos hicieron llegar a la mente del capitán la triste verdad que el sueño principal de la Humanidad todavía no se ha cumplido: la paz entre los pueblos de la Tierra.
"Nosotros aquí buscando la vida extraterrestre, y no somos capaces de ponernos de acuerdo entre nosotros. Menudo ejemplo le daríamos a otras civilizaciones."
Y asi era. El siglo XXIV fue el siglo de las rebeliones. Después de colonizar las estrellas cercanas, las nuevas colonias fueron independizándose cada vez más de la metrópolis. Primero Terranova, seguida por Alfa Centauri, la Nueva Atlántida, Nueva
Scotia, Cosmogrado....La lista de planetas que buscaron la independencia del planeta madre fue creciendo. La ONU, que hasta entonces intentó rebajar las tensiones negociando, proclamó la Carta de la Federación Planetaria, igualando los derechos de la Tierra con sus colonias. Pero la mecha ya fue encendida.
Hace seis años, Terranova proclamó la independencia. Después de un embargo económico ineficaz, gracias a las violaciones del bloqueo por parte de los traficantes, las fuerzas de la Flota Terrestre conquistaron el planeta rebelde.
"La guerra fratricida." - se asqueó el capitán - "Lo peor que puede pasar."
Después de Terranova, los otros planetas que siguieron su camino fueron conquistados, excepto Nueva Atlántida que siguió resistiéndose hasta la fecha. Sin embargo, la Tierra y sus aliados leales pagaron caro el precio de la victoria: economía destrozada, reducción de los derechos humanos y millones de vidas.
"¿Acaso nunca aprenderemos que todos somos iguales?" - se preguntó tristemente el capitán - "Y que la guerra no conduce a nada."
Se acercó al sistema de música y abrió suavemente la caja con nanodiscos traídos de la Tierra.
"Éste podría estar bien" - pensó mientras insertaba el disco verde, no más grande que su pulgar, por la ranura del aparato. Unos segundos después, se oyó el familiar sonido del piano.
"Algunas cosas no deberían cambiar." - concluyó con satisfacción el capitán Hammond - "Y algunas ideas son eternas."
Con el sonido de "Imagine All The People" de John Lennon, el capitán apenas oyó el mensaje de su tripulación por el altavoz de la nave:
"¡FELIZ AÑO NUEVO 2372, CAPITÁN HAMMOND!"
