jueves, octubre 05, 2006

Se llamaban Abelardo y Eloísa...

...arcángeles bastardos de la risa...(Joaquín Sabina)


Pues bien, resulta que Abelardo y Eloísa eran una pareja de amantes medievales, cuya historia intentaré resumir.

Abelardo (Pierre Abailard) fue un filósofo y monje bretón del siglo XII. Se le consideraba uno de los más brillantes pensadores de su época. En 1115 un tal Fulberto, canónigo de la catedral de París, le confió la educación de su sobrina Eloísa (Héloise), una muchacha inteligente y con buena formación académica, que tenía 17 años (Abelardo tenía 37 entonces). A pesar de su diferencia de edad, pronto nace el amor apasionado entre ellos. La relación duró dos años, hasta que Eloísa se quedó embarazada y luego dio luz al hijo de ambos, Astrolabio.



Su tío Fulberto no veía con buenos ojos la relación, pero Abelardo consiguió convencerlo para que le diera su permiso para casarse con Eloísa. Sin embargo, ella se opuso al matrimonio, considerando que sería un estorbo para la brillante carrera filosófica de Abelardo, y se marchó al monasterio de Argenteuil a hacer vida de monja.

La casa donde se conocieron Abelardo y Eloísa, en Île de la Cité, París

Fulberto, pensando que Abelardo la repudió, decide vengarse y con unos ayudantes asalta de noche la casa del filósofo y le castra y deja ciego. Con el tiempo Abelardo llegó a resignarse de su pérdida y considerarla un castigo divino por enamorarse de Eloísa. Ella, en cambio, nunca dejó de amar a Abelardo, y aún siendo abadesa del convento de Paracleto (Paraclete) pidió ser enterrada junto a Abelardo, muerto veinte años antes.

La tumba de los dos amantes está en el cementerio parisiense de Père-Lachaise.



"Pero, ¿qué puedo esperar yo, si te pierdo a ti? ¿Qué ganas voy a tener yo de seguir en esta peregrinación en que no tengo más remedio que tú mismo y en ti mismo nada más que saber que vives, prescindiendo de los demás placeres en ti -de cuya presencia no me es dado gozar- y que de alguna forma pudiera devolverme a mí misma?" (Eloísa a Abelardo)


"Los libros permanecían abiertos, pero el amor más que la lectura era el tema de nuestros diálogos, intercambiábamos más besos que ideas sabias. Mis manos se dirigían con más frecuencia a sus senos que a los libros." (Abelardo, Historia Calamitatis)

2 Comments:

A las 6/10/06 17:46, Anonymous Anónimo dijo...

Una historia d'amor com aquesta no es pot oblidar mai... com tantes altres! :)

 
A las 15/11/06 13:06, Anonymous Anónimo dijo...

Hola Bard!! Quant de temps feia que no passava per aquí!! Doncs bé, jo em pregunto, tant en l´amor com en d´altres coses, perquè ens compliquem tant la vida??

 

Publicar un comentario

<< Portada