miércoles, noviembre 16, 2005

Dormir (o no)

Esta noche, volviendo a casa, he podido oír (que no escuchar, que es distinto) una conversación peculiar. Las protagonistas han sido dos mujeres: una latinoamerina (L) y una catalana (C).

- L: ...bueno, es que trabajo de noche...y claro...no tengo mucho tiempo
- C: ¿Y te gusta? (sic)
- L: No me gusta mucho pero pagan bien.
- C: ¿Y cuándo duermes?
- L: Pues...de cuatro a seis de la madrugada.
- C: ¿DOS HORAS?
- L: Síi...y bueno, dejo la comida preparada para todo el día....
- C: Yo es que no podría.
- L: Pues llevo así seis meses.
- C: Yo no podria...y mira que envidio a la gente que puede

Por aquí mi sangre ya estaba hirviendo. La señora envidiaba a la trabajadora latinoamericana que está 22 horas al día de pie para sacar adelante a la familia. A ver si nos enteramos, señora, que si duerme dos horas al día no es porque le guste sino porque algo tiene que comer. Y si las cosas fueran más normales, nadie tendría que trabajar tanto para poder vivir dignamente.



¿Qué nos ha pasado para no conmovernos con las desgracias ajenas? A no ser que salga por la televisión, ¡ojo! Quo vadis, homine?