miércoles, agosto 25, 2004

Mljet

Hablar de la isla de Mljet es hablar de los pinos y su fragancia fuerte que envuelve la isla. Es hablar de calas de piedra blanca bañadas por un mar de un azul limpio e intenso. Es hablar de un silencio que habla con voz propia. Todo eso, y más, es hablar de esta preciosa isla.

Los tres días que estuve en la isla fueron como un aislamiento del mundo "normal". Un ritmo lento y propio. Me sorprendí mirando las estrellas en un cielo despejado y tranquilo durante horas. Me sentí tan cerca de ellas. Y tan lejos.

Mljet...la isla virgen

La naturaleza intacta es el mejor arte. Los paisajes vírgenes de Mljet son fascinantes, con el mar integrándose con los pinos, los olivos y las piedras en una composición bellísima. Más de una vez me pillé ensimismado mirando el paisaje. Que conste que no es un pecado...

Todavía no he conseguido digerir todas las sensaciones de mi estancia en Mljet. Las dejo que se destilen poco a poco como un licor en mi memoria. Pero sé seguro una cosa: volveré a la isla.